martes, 7 de enero de 2014

Reportaje revista "Tiempo"

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Los dos actores de moda del cine español, que acaban de estrenar Ismael, nos hablan de la Navidad y de lo que esperan de 2014.


¿Qué opinan de la Navidad?

Belén Rueda: A mí me encanta, sé que hay muchos detractores, pero la Navidad te gusta o no te gusta dependiendo de cómo la hayas vivido de pequeño, lo tengo clarísimo. La infancia te marca mucho en estas fechas y en lo que intentas transmitir a tus hijos. Aunque a lo largo de la vida, lógicamente, cuando vas cumpliendo años, hay seres queridos que ya no están y es ahora cuando los echas más en falta y eso es triste. También es un momento, como dice la canción de Mecano, en el que “hacemos el balance de lo bueno y malo”.

¿Cómo celebran la Navidad, en familia?

B.R.: Sí, en familia, aunque la cena no la hacemos tan tradicional, no es la típica del pavo. Cuando éramos muy pequeños cocinaba mi padre porque le empezó a gustar la cocina, cosa que en aquella época era muy rara, y le decía a mi madre “déjame a mí”. Vivíamos en Alicante, donde el pescado es muy rico, y hacíamos un menú navideño distinto. La hermana de mi madre, que se reunía con nosotros, hacía lombarda y yo ahora siempre la hago, aunque los niños la odian. Nosotros también la odiábamos de pequeños pero ahora nos encanta. Yo creo que es un tema emocional, sé que mis hijas seguirán haciendo lombarda cuando sean mayores.

No se darán muchos atracones navideños, porque los cuerpos que lucen no son de grandes comilonas...


B.R.: ¡Qué va! En Navidad me doy unos grandísimos atracones, me salto la dieta: buen jamoncito y turrones a tutiplén.

¿Les han traído alguna vez carbón los Reyes?

B.R.: A mí sí, mis padres eran increíbles, si nos habíamos portado muy mal nos traían carbón, pero luego nos traían también los regalos. Me acuerdo que un año nos dejaron un cartel que decía: “Los Reyes han tenido mucho trabajo, pero vendrán mañana”. No sé cómo consiguieron que no fuera algo traumático. Recuerdo que al día siguiente entramos los tres hermanos al salón, y había un montón de cosas –aunque no eran de mucho valor– por allí esparcidas y nos pareció la bomba, lo recuerdo como algo maravilloso.

¿Y recuerda algún juguete en especial?

B.R.: Era la época de la Nancy, con sus vestiditos, yo tenía una pelirroja y mi hermana tenía una rubia, pero no teníamos el armario y mi padre, que era muy manitas, dijo: “Lo vamos a hacer nosotros”, y lo construimos de madera y cuando lo terminó lo pinté yo, con una princesa en una puerta y un príncipe en la otra, y lo conservamos, ahí está todavía, cuando lo veo no me lo puedo creer.

¿Y a 2014 que le piden?

B.R.: Que en 2014 no retrocediéramos más en las prestaciones sociales, que no fuéramos hacia atrás como los cangrejos, porque nos ha costado mucho conseguir lo que tenemos en España en muy poco tiempo de democracia y es conveniente no volver atrás.

Sin embargo 2013 no ha sido malo para en su caso, no han parado de trabajar. ¿Están satisfechos?

B.R.: Estoy encantada, La película Ismael la empezamos a rodar en abril, pero todo el montaje y toda la posproducción han ido muy rápido, lo cual ha permitido que se haya estrenado muy pronto, así que se me ha juntado con la anterior, Séptimo. También en muy poco tiempo me han ofrecido una serie en televisión que me supone trabajo todos los días, y claro, hay que compaginar.

¿Qué les sedujo del guion de Ismael?

B.R.: Cuando lo leí me gustó muchísimo lo bien contada que está la historia de estos personajes, que sufren encuentros y desencuentros, pero al mismo tiempo me encantó el tono que le da a mi papel, que es el de un personaje que en situaciones que pueden ser dolorosas te arranca una sonrisa. Nora es una mujer muy independiente, que va muy a lo suyo pero quitando mucho hierro a todo, con un humor un poco sarcástico, cáustico, que no todo el mundo entiende, como británico.

Muchas actrices se quejan de que a partir de los 40 no las llaman, pero a Belén Rueda le pasa todo lo contrario, con la madurez le ha llegado su mejor momento.

B.R.: Es verdad, de todas maneras, yo creo, gracias a Dios, que eso ya ha pasado un poco. Las historias que se cuentan, tanto de mujeres como de hombres, a partir de los 40, también interesan a todo tipo de público, no solamente a los que tienen esa edad, sino también a los más jóvenes, porque implican otras situaciones en las que ellos también están presentes.

De hecho, en Ismael hace de abuela, una abuela joven, moderna, independiente, pero abuela al fin y al cabo.

B.R.: Mi primera abuela [ríe].

¿Cómo se lo tomó cuando le ofrecieron el papel?

B.R.: Hablé con Marcelo Piñeyro, me contó cómo era la historia y me encantó. Entonces, cuando leí el guion dije “qué bien, mi primera abuela y puedo hacerla con Marcelo Piñeyro, que es un director de actores maravilloso”. Para empezar, la primera pregunta que me hice es: ¿habrá que envejecer o no habrá que envejecer?, y luego: ¿quién será mi hijo”. Más tarde supe que Mario Casas haría de mi hijo.

Pero en la película no sale caracterizada de abuela.

B.R.: No, y cuando hablé con Mario Casas me dijo que su madre tiene un año menos que yo, y que está estupenda, y entonces pensé que realmente lo que estamos contando no es una cuestión física sino que es emocional y es algo totalmente creíble porque, además, mi personaje es una mujer muy independiente que ha roto con todo y que tiene mucha garra, y el físico también acompañaba bastante.

¿Se ve de abuela como la protagonista de la película Ismael, ese tipo de abuela fuerte y muy decidida... o va a ser un tipo de abuelita más dulce?

B.R.: No lo sé, porque, bueno, mis hijas todavía son muy jóvenes para tener hijos, tienen que vivir mucho todavía para poder formar una familia, aunque yo creo que no hay que ser ni una cosa ni otra. El problema de Nora en Ismael es que, en un momento de su vida, no ha sabido solucionar un problema familiar que le ha impedido compartir esos años de sus hijos en que están en una etapa en la que están decidiendo lo que van a hacer, y, cuando ya lo han decidido, de alguna manera poder compartir cómo es ese crecimiento.

¿Qué tal el rodaje con Larsson do Amaral?

B.R.: Es verdad que rodar con niños es complicado, pero te puedo asegurar que Larsson puede ser la excepción, porque es muy pequeño y su comportamiento es el de un niño, pero al mismo tiempo entendía perfectamente que cuando rodábamos estaba en un lugar de trabajo. En realidad, eso es lo complicado de los niños, porque hay un momento en que se cansan y no quieren hacer lo que tienen que hacer. Además, este niño en particular es muy observador, una cualidad más bien de adultos.


Belén, ¿cómo ha sido trabajar con Mario Casas? ¿Habían coincidido antes o es la primer vez que trabajaban juntos?

Habíamos coincidido fugazmente en El barco, porque yo hice tres capítulos de esta serie, en la que hacía de mala malísima [ríe], algo que me encantó, pero he coincidido muy poquito con Mario Casas porque en ese momento él también, aparte de El barco, estaba rodando en Sevilla Grupo Siete, y se encontraba bastante liado.

¿Qué opinas de él como actor?

Mario empezó muy joven y es uno de los actores que ha conseguido superar esa barrera de que te vean siempre como el joven eterno. Además, de una forma nada traumática y muy creíble, y en esta película está maravilloso, porque es una historia de sentimientos y él consigue transmitirlos. Él es un trabajador incansable y en los ensayos daba igual las horas que pasáramos, que no nos importaba. Además era fundamental también para la película crear un vínculo muy estrecho entre el personaje de Nora y el de Félix, porque son madre e hijo con una vida muy compartida e intensa durante unos años, pero que en el momento en que contamos la historia esa relación está rota, están a punto de romper el último hilo de comunicación que tienen y todo eso se tenía que ver, que había una relación muy potente antes, pero que sin embargo y sin que ninguno de los dos quiera abiertamente, hay un deseo de volver a encontrarse.







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